Lo del coaching tiene tela. Más aún ver como algunos quieren aprovecharse de ese palabro para vender cursos, libros o asesoramiento. No es culpa de quien vende, es culpa de quien compra. Y más aún en el ámbito educativo donde, supuestamente, el docente tiene un determinado nivel para no caer en garras de timadores de medio pelo. Es por ello que sorprende la gran cantidad de docentes que atesoran en su formación cursos de coaching o, incluso la última moda, de seminarios donde enseñan las herramientas para ese coaching educativo tan imprescindible. Supongo, dando por hecha la inteligencia de quien se matricula en ellos, que lo hacen por los puntos que van a conseguir porque, curiosamente, en ocasiones, es la propia administración educativa quien ofrece esté tipo de cursos directamente o valida el título que se obtiene en algunas empresas privadas.
Que uno que no ha dado nunca clase quiera vendernos estrategias "para que el profesorado pueda mejorar su desempeño en el aula, motivando más a sus alumnos, sabiendo prevenir y gestionar conflictos, proponiendo actividades interesantes y atractivas, mejorando la acción tutorial y sobre todo, manteniendo una buena relación con su clase y las familias de sus alumnos" no cuela. Menos aún que, dentro de esas estrategias y recursos nos venda fantásticas herramientas como las siguientes: Mindfulness, MAFO, la rueda educativa, escalera de inferencias o, incluso, algún maravilloso mandala. Por favor, entiendo que pueda haber algunos a los que se les pueda tomar el pelo pero, hacerlo de forma tan descarada da un poco de repulsión.
Me repele ver palabras que no significan nada. Imposiciones de manos como solución a todos los problemas de aprendizaje o, yendo aún más lejos, dibujos esotéricos para mantener la atención de nuestros alumnos. Y lo grave es que pocos critican en voz alta lo anterior. Se da por asumido como concepto educativo. Sí, a diferencia de la oposición que recibe la homeopatía (sí, eso que algunos venden que, a mayor dilución del producto en agua, más activo dicen que es) no hay ningún programa o medio que hable del timo del coaching educativo. Y no estoy hablando del concepto de mentorización del alumnado, estoy hablando de esos que viven de ofrecer soluciones mágicas a todos los problemas educativos basándose en supuestos divinos.
Por cierto, acabo de descubrir que eso denominado MAFO -otra de esas palabrejas que, cuando habla alguno de los timadores de medio pelo, desconocía- consiste en conseguir la atención plena. Coño, si al final me voy a hacer un experto en este tipo de magufadas educativas. Magufadas que, por desgracia, siguen teniendo su club de fans y que mueven muchísimo dinero. Dinero ganado vendiendo humo a docentes que, más allá de la pérdida de sentido común que supone la realización de este tipo de cursos o compra de estos libros, buscan alguna estrategia que les permita mejorar en su día a día como docentes. Sinceramente recomiendo que, antes de acudir a este tipo de soluciones mágicas, se planteen ver qué hacen sus compañeros y hablar con ellos porque, lo que sí que tengo claro después de mis años de docencia, que el mejor aprendizaje para el docente va a ser el que emane de las aulas.
Una aclaración final... estoy convencido de que el 99% de los cursos que se ofrecen sobre coaching educativo los montan "estafadores" del mismo calado que los que salen en diferentes canales de televisión, autodefinidos como tarotistas, sanadores de mente u otro tipo de palabra más o menos elaborada. En definitiva, lo que bajo palabras vulgares se conoce como "engañabobos". Ello no obsta a que, dentro de las limitadas posibilidades del porcentaje restante anterior, haya alguien que pueda ayudarnos a mejorar como profesionales pero, a ese nivel porcentual de éxito, yo no juego. Menos aún cuando hay un 99% de posibilidades de mejorar mi práctica docente dando clase y hablando con mis compañeros que están en el aula. Algo mucho más barato y productivo.
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