El ámbito educativo está plagado de buenas personas. Quizás, por desgracia, se hable menos de ellos que de las malas. Quizás es que, en nuestra sociedad, lo que vende es la exageración de las malas praxis puntuales y, tal vez, lo bueno quede en el recuerdo de ese pequeño comité formado por alumnos y profesionales de la educación que hacen lo mejor que saben y pueden en sus aulas. Y eso, en ocasiones, impide ver un bosque enorme plagado de esas buenas personas.
Fuente: Flickr CC
Cuando hay docentes que trabajan más horas de las que marca su contrato, se llevan el trabajo a casa y prueban metodologías para hacer cosas diferentes, sus actos quedan oscurecidos por un simple noticia de uno que ha sido, injusta o justamente, apaleado por algo que no debía hacer. Sí, es más cómodo apalear a las personas englobándolas en un colectivo que analizar caso a caso lo que está sucediendo en las aulas. Unas aulas plagadas, en líneas generales, de excelentes profesionales, alumnos con ganas de aprender -sí, a su manera, la mayoría de alumnos se portan bien y aprenden- y padres implicados en la educación de sus hijos. No, por mucho que sea mucho más mediático, lo de los padres que agreden a docentes o alumnos que destrozan las clases son menos habituales de lo que se nos quiere hacer ver. Todo es mucho más normal en los centros educativos. La gente es mucho más buena de lo que, en ocasiones, nos creemos.
Quizás convendría pensar en las buenas personas que están en las aulas antes de hacerlo en aquellas que, por motivos varios, dan mucho más trabajo. Quizás convendría aplaudir al salir de una clase que nos ha salido bien. Quizás los padres agradecerían, más allá de aquellos a los que casi siempre por reflejo de lo que ven en casa se les amonesta continuamente, que se les felicitara por el trabajo que están haciendo sus hijos. Quizás también los docentes necesitaríamos un golpe en la espalda, un apretón de manos o un simple reconocimiento verbal cuando hacemos las cosas bien. Algo que sucede en muchísimas más ocasiones de las que la gente se cree. Bueno, que la gente que compra rápidamente un titular y, en base al mismo, habla sin saber nada de lo que sucede en las aulas.
Muchas veces me preguntan por qué escribo de forma crítica acerca de determinadas cuestiones que suceden en el mundillo educativo. La respuesta es fácil... ya doy por supuesto que la mayoría de los alumnos, docentes y padres son fantásticos. Es por ello que mis reflexiones van encaminadas hacia expresar lo que creo acerca de situaciones puntuales que están sucediendo que no me acaban. Una cuestión que tiene muy poco que ver con la consideración global de los que integran la comunidad educativa. Una comunidad educativa que, a pesar de que no lo diga más a menudo, está plagada de buenas personas y excelentes profesionales.
Por cierto, en unos minutos voy a rodearme de algunas de esas buenas personas que he comentado en este post :)
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