UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 13 May 2016 01:59 AM PDT
Alfred Tomatis nació en Niza en 1920 y murió en Carcasona en 2001. Tomatis era hijo de un cantante, Humbert Tomatis, un bajo de la Ópera de París. Aunque su padre intentó dirigirle al ámbito de la música, parece que tenía pocas dotes naturales y finalmente estudió Medicina, carrera que hizo durante la II Guerra Mundial, en la Francia ocupada por los nazis, terminándola en 1945. Se especializó en otorrinolaringología y cuando terminó el doctorado, su padre le empezó a mandar a colegas que tenían problemas con la voz —los padres siempre preocupándose del éxito profesional de los hijos. Tomatis propuso la teoría —con ribetes freudianos y nula evidencia experimental— de que muchos problemas vocales eran en realidad problemas auditivos y que la dificultad surgía porque que una mala experiencia generaba un bloqueo del cerebro auditivo para algunas frecuencias sónicas. Ese bloqueo de circuitos cerebrales generaba, a su vez, y siempre sin un solo dato que probara estas ideas, cambios en el funcionamiento cerebral y en consecuencia, en el
comportamiento de las personas. Tomatis construyó un aparato, el «oído electrónico» que, en teoría —y volvemos a los aparatos mágicos— mejora distintos trastornos mentales y condiciones discapacitantes. El objetivo era –según Tomatis y sus seguidores– desbloquear las frecuencias sónicas alteradas mediante la emisión de nuevos patrones sónicos, solucionando el problema subyacente. Tomatis dijo que su máquina era útil para la dislexia, la depresión, la esquizofrenia e incluso el autismo. En este caso no se puede decir eso «solo le faltaba tener música» porque precisamente se basaba en la emisión de distintos sonidos, incluido Mozart, canto gregoriano o la voz tratada de la madre del paciente. Sorprendentemente, a pesar de que los estudios más recientes indican que la terapia alternativa de Tomatis no hace nada en el autismo, o que la Academia Americana de Pediatría diga que frente a los que dicen que es útil para el trastorno de atención e hiperactividad que «no hay estudios científicamente controlados que apoyen que el método de Tomatis mejore estos trastornos» hay cientos de centros Tomatis por el mundo, siendo una auténtica multinacional de la pseudociencia y se aplica esta pseudoterapia a miles de niños. Los seguidores-vendedores de aparatos Tomatis hacen lo que todos estos grupos: ocultan la ausencia de estudios científicos, publican ellos mismos en revistas de ínfima o nula calidad, no declaran sus conflictos de intereses y generan una cortina de humo para ocultar que es un método que no hace nada y un aparato que lo que hace es causar un perjuicio económico a una familia que tiene un niño con un problema de salud. Eso en mi pueblo tiene un nombre. Otra cosa que nos puede dar una idea de la seriedad del asunto es cómo se convierte usted en un experto en el método Tomatis. Existen tres niveles de capacitación para poder dar esta ¿terapia? El nivel I consiste en 3 días de formación y la posible compra de un aparato. El nivel II son 4 días de formación más la adquisición de otro aparato. El nivel III o consultor consiste en 5 días de formación y un tercer aparato diferente. Te piden más certificados para leer Los tres cerditos en una guardería que para ser un TTT (terapeuta titulado en Tomatis) y tienes que tener más aparatos que el inspector Gadget. En 1996, la Food and Drug Administration, la agencia que controla los tratamientos médicos y los nuevos medicamentos en Estados Unidos prohibió la entrada en el país de oídos electrónicos. Posteriormente, el grupo Tomatis utilizó un subterfugio y planteó que sus aparatos no serían usados con fines sanitarios sino meramente como elemento educativo, como el que lleva un radiocasete a clase. En 2011, el periódico La Vanguardia, que en su página La contra realiza una de las campañas más vergonzantes y bochornosas en contra de la ciencia y la salud realizó una entrevista a la Sra. Cori López, seguidora de Tomatis que hace las siguientes sorprendentes afirmaciones: «las vibraciones percibidas por el embrión en el útero materno… lo codifican», que paliaría un tercio del fracaso escolar o «si está usted encerrado en un cuarto con alguien que empieza a insultarle gravemente, usted bloqueará su escucha». Le animo a que haga la prueba, aunque quizá basta con pensar en la última cena de Nochebuena con sus cuñados. Otras web de los centros Tomatis dicen cosas ridículas como «el oído puede compararse a un dínamo que transforma las estimulaciones que recibe, en energía neurónica destinada a alimentar el encéfalo». El encéfalo se alimenta de glucosa, eso de energía neurónica es, con respeto, una estupidez. También dice que Tomatis mereció la Medalla de Oro del mérito científico de la Academia de Ciencias de París pero ni en la Academia hay ninguna referencia a él ni esta distinción aparece en ninguno de sus currículum. Los premios que recibió son ¡adivina, adivinanza! de distintos centros Tomatis. Los propagandistas del método Tomatis siguen las estrategias habituales de las pseudociencias:
Un estudio de la Universidad de Vanderbilt, esta sí que tiene prestigio, hacía una revisión de los estudios sobre el método tomatis y esto es lo que decía:
Ha sido difícil encontrar ensayos clínicos objetivos. Muchos de ellos no estaban en inglés y los resúmenes eran bastante vagos. Las dos revisiones con resultados positivos tenían poco con lo que justificar sus conclusiones. Los estudios sudafricanos tenían muy poca información disponible sobre a quiénes se había testado, cómo se había hecho y cómo fueron evaluados estos estudios. El otro fue por el propio Dr. Tomatis, con lo que es posible que no fuera completamente objetivo.
Aunque otros estudios encontrados tenían más detalle, era todavía difícil compararles porque la evaluación, procedimiento, control y sujetos variaban de test a test. Sin embargo la mayoría de las conclusiones eran similares: el método Tomatis no es eficaz para crear o mantener un aumento del autocontrol, inteligencia, concepto de sí mismo, habilidades auditivas o de lenguaje.
Aunque la técnica de estimulación auditiva suena como que tendría potencial para mejorar la comunicación y atención de una persona, después de examinar las pruebas clínicas disponibles, se puede concluir que carecen de la evidencia concreta necesaria para convertirse en un tratamiento estándar.
En el caso concreto del autismo, un tema con una triste capacidad para atraer timadores y seudoterapias, un estudio de 2008 demuestra que el método tomatis en niños con autismo no genera ninguna mejora. La misma conclusión se aplica también a todos los tipos de métodos de «entrenamiento en integración auditiva».Para leer más:
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