Hace dos años, el estado de mi hijo llegó a ser tan crítico, que llegué a publicar esta carta dirigida a la entonces Ministra de Sanidad. Todo este tiempo, mi hijo ha permanecido ingresado en la Unidad de Patología Dual del Hospital Psiquiátrico Santa Isabel, en León. A día de hoy, mi hijo ya está recuperado, ha recibido terapia conductual y ya está listo para ingresar en un Centro Específico de Autismo, al que irá en unos días. Solo deseo que todo lo sufrido por mi hijo y por mi, no se repita.
No puede ser que para exigir derechos constitucionales, las familias nos veamos obligadas a denunciar a las administraciones, a recoger firmas en Change.com, a airear nuestras vidas públicamente en las redes sociales, prensa, radio, televisión y por todas las vías a nuestro alcance, y así forzar respuestas.
Son muchos los niños y adolescentes que, como mi hijo, necesitan terapias e ingresos hospitalarios en toda España, y las administraciones no crean centros adecuados para atender sus necesidades.
<<CARTA DIRIGIDA A LA SEÑORA MINISTRA DE SANIDAD, SERVICIOS SOCIALES E IGUALDAD DOÑA ANA MATO.
Señora Mato:
Soy familia monoparental de un precioso adolescente de 14 años. Ya es bastante complicado para una madre sola conciliar la vida laboral y familiar en circunstancias normales, pero los problemas se multiplican por mil cuando además ese hijo, al que decidí no abortar, tiene la peculiaridad de sufrir Autismo. O como dicen los profesionales: TEA.
Mi hijo siempre ha tenido muchos y muy graves problemas de conducta, de autocontrol, de capacidad de frustración, lo que le lleva a tener frecuentes rabietas que han ido aumentando en intensidad estos últimos años.
Confío que esté usted familiarizada con la problemática del Autismo, pero por si no es así, le explicaré que a mi hijo le llevan medicando desde los 4 años. Han probado toda clase de tratamientos psiquiátricos con los que mejoraba su conducta una temporada pero siempre volvía a recaer en sus conductas desafiantes y disruptivas. Sé que los psiquiatras hacen lo que pueden dada la gran falta de investigación que aún existe en este trastorno. Aún así, sigo confiando en la comunidad científica y espero que encuentren la forma de poder estabilizarle para que podamos disfrutar juntos una vida de paz y armonía.
Porque, ¿sabe? quiero a mi hijo más que a nada en el mundo como cualquier madre pero, en mi caso son contados los momentos que puedo disfrutar con mi hijo.
En los últimos meses ha crecido mucho y ha tenido desajustes con la medicación. Eso, sumado a la rebeldía típica de la adolescencia hace que sus rabietas sean salvajes. Da patadas, vuelca muebles, rompe platos, relojes, lo que pilla. y en este último verano también ha comenzado a agredirme. Me tira de los pelos, me golpea en la cabeza, casi me rompe un dedo, me ha mordido dos veces...
La psiquiatra que le trata me aconsejó que no intente contenerle yo sola, que por mi seguridad que llame al 112. Varias crisis las sufrí yo sola en casa, pero hace poco temí por mi integridad física y llamé. Vino un coche patrulla de la Policía Local que muy amablemente nos trasladaron al Hospital. Ya en urgencias me dicen que no pueden hacer mucho porque no tienen Unidad de Psiquiatría Infanto Juvenil. Solo tienen psiquiatría de adultos y no es su sitio, y en pediatría tampoco. Solución: ajuste de medicación y para casa. Una trabajadora social se informa que no existe en toda la comunidad autónoma de Castilla y León ningún centro específico para el Autismo y su edad.
Estuvimos nueve días más o menos en paz pero ayer tuvo otra crisis, más gorda que ninguna. intenté contenerle y me pegó golpes, me tiró del pelo, me mordió... como no podía reducirle le pedí a mi vecina que llamase a una ambulancia. Y de nuevo, pasar por médicos totalmente ignorantes de ´cómo tratar el Autismo juvenil, sin lugar para trasladarle porque solo hay una Unidad en Valladolid que siempre está completa y con lista de espera. Al final le ingresaron en una habitación de psiquiatría de adultos que no estaba habilitada. Sin ventana, con cristales al pasillo por lo que la intimidad o la tranquilidad era imposible, y sin posibilidad de permitirle salir de la habitación bajo ningún pretexto. Para más seguridad, nos cerraron la puerta con llave durante el horario de las visitas por la afluencia de gente. Mi hijo estaba agobiado, aburrido, fuera de su entorno y asustado con los sonidos nuevos. Comenzó a portarse realmente mal.
y yo...dolorida por los golpes recibidos tuve que dormir en un sillón que ni era abatible. Sin cenar. Solo un vaso de leche que me trajeron las enfermeras.Por la mañana descubro que hace años ya que no proporcionan comida a los acompañantes de menores. (recortes). Pido una botella de agua para que coma mi hijo. No tienen ( más recortes).
Sumando todo esto, termino con una crisis de ansiedad. Por fin me hacen caso. Llevaba todo el día diciendo que estaba al borde del colapso. y al final caí. Me dieron una pastilla para la ansiedad y me permitieron salir a tomar el aire media hora. Me lo pensé muy bien y decidí pedir el alta voluntaria, a lo que acceden sin problema.
Ahora no sé que pasará hasta que haya plaza en la unidad de Valladolid.
Espero que no ocurra una desgracia antes, porque él no es consciente de sus actos. Me puede dar un mal golpe y dejarme tirada en el suelo. Y él no sabría pedir ayuda, es una criatura inocente e indefensa.
Solo pido una cosa...EMPATÍA. Pónganse en mi lugar y en el de tantos padres y madres de dependientes que vemos como nos han ido recortando en prestaciones y ahora también en asistencia sanitaria.
Y le recuerdo que esto es un caso de vida o muerte, no exagero.
Espero tocar su conciencia y tomen medidas. Creo que lo merecemos, y nuestros hijos también.
Un saludo.
firmado: Una madre indignadísima.>>
Susana Martin,mamá de Aarón, diagnósticado de Autismo.
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