UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 04 Jun 2014 05:49 AM PDT
Konrad Lorenz ganó el Premio Nobel de Medicina y Fisiología del año 1973 por sus estudios sobre la Etología, la ciencia que estudia el comportamiento de los animales y que él denominaba Psicología animal. Su interés por este tema se había desarrollado en su infancia pero como a muchos otros biólogos vocacionales, sus padres, preocupados por el futuro del joven Konrad, le animaron —o le obligaron, esas fronteras siempre son difusas— a estudiar Medicina. Su padre, un famoso ortopeda, tenía consulta en Viena y Nueva York y Konrad ingresó en la Universidad de Columbia para lo que se llama en Estados Unidos un currículum premédico pero en 1923 volvió a su Austria natal, continuando sus estudios en la Universidad de Viena. Vivió toda la vida rodeado de animales y en la época de estudiante universitario compartía piso con una mona capuchina llamada Gloria. En casa, en una finca que tenían sus padres y en la universidad, fue poniendo las bases para una observación detallada del comportamiento de animales domésticos y salvajes.
En la facultad le atrajeron especialmente las clases del catedrático de Anatomía, Ferdinand Hochstetter, quien buscaba entender el cuerpo humano y la embriología del hombre, estudiando la anatomía y el desarrollo embrionario de distintas especies de animales, lo que llamamos Anatomía comparada y Embriología comparada. Lorenz pensó que esa misma estrategia podría emplearse para el comportamiento, estudiando y analizando el comportamiento de distintas especies de animales para entender el de los humanos y trabajó como ayudante de Hochstetter. En un simposio internacional sobre los instintos celebrado en 1936, Lorenz conoció a quien sería su colega y con quien compartiría treinta y siete años después el premio Nobel, el holandés Nikolaas Tinbergen. Juntos estudiaron los gansos, salvajes y domésticos, y las crías híbridas, viendo el fuerte impacto de la domesticación sobre el comportamiento animal. Estas ideas le llevaron a sospechar "que idénticos procesos de deterioro pueden estar sucediendo en la civilización humana" y los estudios de los híbridos de variedades domésticas y salvajes de ganso fueron usados como una supuesta justificación científica para las doctrinas nazis en contra de los matrimonios mixtos y la mezcla de razas. Tinbergen fue prisionero de los alemanes durante la II Guerra Mundial y dejó de hablar a Lorenz durante años por sus diferentes posiciones durante el conflicto bélico. De hecho, y a pesar de cierto esfuerzo para edulcorarlas y blanquearlas, las relaciones entre Lorenz y los nazis han sido muy polémicas. En 1938 se afilió al partido de Hitler indicando en su solicitud de admisión "Puedo decir que todo mi trabajo científico está dedicado a las ideas de los nacionalsocialistas" y en una conferencia en Bayreuth ese mismo año proclamaba:
Nada es más importante para la salud de todo un pueblo que la eliminación de los tipos débiles y degenerados, los cuales con la virulencia más extrema y peligrosa, amenazan penetrar el cuerpo de un pueblo como las células de un tumor maligno.
Uno de los seguidores de Lorenz, el psicólogo nazi Erich Jaensch, llegó a comparar los estilos de picotear de los pollos del norte y del sur de Europa, relacionándolos con las razas de los humanos.
Los pollos del norte picotean de una forma constante y exacta mientras los pollos del sur de Europa picotean con rapidez pero de una forma impulsiva e imprecisa.
Esto reflejaba, según él, el comportamiento tranquilo, medido y tenaz de los germánicos, los del norte frente al comportamiento inquieto, caótico y flexible de los mediterráneos.Después de la guerra Lorenz negó haber tenido relación con el partido hasta que su expediente personal salió a la luz. También rechazó haber tenido conocimiento de la extensión del genocidio a pesar de haber ocupado un puesto de psicólogo en la Oficina de Política Racial. Por último, también negó haber mantenido ideas antisemitas pero de nuevo aparecieron unas cartas a Heinroth, uno de sus mentores, con expresiones claramente racistas. En 1940, Lorenz obtuvo un puesto como profesor de Psicología en la Universidad de Königsberg, el Alma Máter de Inmanuel Kant. Al año siguiente fue reclutado por el ejército —donde supongo que le enseñarían a marchar con el paso de la oca— e intentó conseguir un puesto de mecánico de motocicletas pero fue asignado como psicólogo militar al Hospital de Poznan, en la Polonia ocupada, realizando algunos estudios raciales sobre "mestizos" de polacos y alemanes. El objetivo era determinar si estas personas eran fisiológicamente y psicológicamente aptas y si se les debía permitir reproducirse o no. Tan fuerte como suena. Aquellos que no eran considerados aptos eran enviados a campos de concentración. En 1944 fue enviado como médico al frente oriental donde al poco tiempo cayó en manos de los rusos, quienes le tuvieron prisionero durante cuatro años. Trabajó en un hospital en Chalturin, donde se hizo cargo de una sección con 600 camas, ocupada casi exclusivamente por casos de polineuritismo, una forma de inflamación general del tejido nervioso causada por los efectos combinados del estrés, el frío y la falta de vitaminas. Sorprendentemente, los médicos rusos no conocían este síndrome y creyeron que era difteria. Cuando el hospital fue bombardeado y destruidopor los alemanes, Lorenz fue trasladado a los hospitales de campaña de varios campamentos en Armenia, donde hizo amistad con los médicos soviéticos con los que trabajaba. Durante su cautiverio escribió un libro titulado Rückseite Spiegels (El otro lado del espejo) utilizando como tinta una disolución de permanganato potásico y sacos de arpillera como papel. Los responsables soviéticos descubrieron el libro cuando estaba ya casi terminado y enviaron a Lorenz a Krasnogorsk, cerca de Moscú, con la orden de pasar el manuscrito a máquina y enviarlo al censor. En 1948, tras los acuerdos de paz entre la Unión Soviética y la República Austriaca, Lorenz y sus compatriotas prisioneros de guerra pudieron volver a sus hogares y él lo hizo llevándose su libro y un estornino que había domesticado, llegando "los dos en buen estado". En 1950 la sociedad Max Planck creó el Instituto Lorenz para la Fisiología del Comportamiento en Buldern (Alemania) y allí trasladó a la investigación, algunas de las experiencias de la guerra, en particular aquellas relacionadas con la agresión. Pudo demostrar que en gran medida los comportamientos agresivos tenían una base genética y pudo explicar como mientras que entre los animales se evita normalmente la muerte en los conflictos, no era así entre los seres humanos. Explicaba que los humanos tenemos una agresividad innata y que mientras tras una pelea, un lobo vencido expone su cuello al vencedor y éste le deja ir, nosotros habíamos convertido la guerra en algo impersonal, desatando una violencia inconmensurable. El político que declara la guerra, el general que ordena un ataque aéreo, el piloto de bombardero que deja caer sobre una ciudad cientos de kilos de bombas, no ve los rostros de sus víctimas, con lo que las inhibiciones que se producen en el enfrentamiento cara a cara entre dos animales aquí no tienen lugar. Solo cuando la televisión llevó la guerra de Vietnam a los hogares se vieron de nuevo los rostros de los adversarios, de las víctimas civiles, y resurgió el rechazo a la violencia bélica. La imagen más famosa de Lorenz es la del sabio austriaco paseando por el jardín y seguido por un grupo de polluelos de ganso. Es el fenómeno de la impronta por el cual al salir del huevo estas aves seguirán al primer ser que les sea expuesto por un tiempo prolongado. Si los huevos se hacían madurar en incubadoras y las pequeñas anátidas al primer ser que veían era a Lorenz eso quedaba "improntado" en sus jóvenes cerebros y le seguían en fila india como siguen a su madre. Lorenz también describió que había un "período crítico" para el establecimiento de la impronta, identificado por él como entre 13 y 16 horas después de la eclosión. En los perros, por poner otro ejemplo, el período crítico va de las ocho semanas a los cinco meses, tiempo en el cual se debe establecer el vínculo con su dueño. Lorenz también demostró que la impronta podía establecerse con un ser inanimado (de hecho los gansos seguían realmente a sus botas de goma) y en un experimento los gansos daban vuelta tras vuelta siguiendo a una caja de cartón —su supuesta mamá— que había colocado encima de un tren eléctrico. La impronta funcionaría como punto de partida del aprendizaje biológico, en el cual se genera un vínculo entre madre y cría y luego ésta, mediante la observación y la imitación aprende los factores básicos para su supervivencia (búsqueda de alimento, sistemas de defensa y ocultación, relación con el grupo, rituales de apareamiento, etc.) La impronta va también en sentido inverso y otras aves como la focha americana reconocen a sus polluelos por alguna característica nada más eclosionar del huevo y son capaces de distinguirlos y separarlos de otros polluelos parásitos. Por último, también se ha visto que la impronta no es algo exclusivo de los animales que siguen a sus progenitores. En los mamíferos ese vínculo hace que la cría reconozca a su madre y la madre a la cría. Es un vínculo que se realiza mediante el olor y el olfato y sirve tanto para que la madre reconozca a su retoño, le deje acercarse y empiece a segregar leche como para que la cría reconozca a su madre, se acerque y mame. En el desarrollo humano, el término se usa para el proceso por el cual un bebé aprende a distinguir quiénes son sus padres, algo que se supone que se inicia en el útero donde el feto empezaría a reconocer las voces de sus progenitores, aunque las evidencias son un tanto frágiles. Lorenz explica en su autobiografía que su interés por los gansos nació de su lectura infantil de "El maravilloso viaje de Nils Holgerson" de Selma Lagerlof y que soñaba en convertirse en uno de aquellos gansos salvajes. Esta escritora sueca fue la primera mujer que logró el Premio Nobel de Literatura, en 1909 y el libro narra la historia de Nils, un muchacho de 14 años que debido a su carácter egoísta y su maltrato a los animales, es hechizado por un hada que lo reduce al tamaño de un palmo. Su castigo será también la vía a la esperanza pues se sube encima de un ganso blanco doméstico que se une a una bandada de gansos grises salvajes en su migración anual al Norte. No es extraño que Nils visite Laponia y recorra Suecia de un extremo a otro pues el libro fue comisionado por el Consejo de Educación sueco para enseñar a los niños la geografía del país, una preciosa iniciativa y un ejemplo de cómo algunas obras de encargo pueden tener calidad y arte como las que surgen de la propia voluntad del escritor. Lagerlof y Kipling nos hicieron soñar que seríamos capaces de hablar con los animales, de comprender su comportamiento, de ser lo que en realidad somos, miembros de una gran familia. Con sus experimentos, Lorenz consiguió en cierta manera su sueño infantil de convertirse en un ganso, al menos para aquellos polluelos. El título de uno de sus libros más famosos "El anillo del Rey Salomón" hace referencia a una leyenda según la cual el rey tenía esta joya mágica que le permitía conversar con las aves y las bestias y entenderlas. Ése ha sido siempre el sueño de los etólogos. Para leer más:
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ESTE HOMBRE HACE UNOS ARTICULOS INTERESANTISIMOS
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