martes, 3 de mayo de 2016

UniDiversidad. El blog de José R. Alonso.






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Posted: 02 May 2016 12:14 AM PDT
fumigation plane_1El pasado 30 de abril el Dr. Steven Hicks y su equipo presentaron en el congreso de las Sociedades Pediátricas celebrado en Baltimore un trabajo titulado «Exposición a pesticidas aéreos incrementan el riesgo de retrasos en el desarrollo y trastornos del espectro autista». Los investigadores centraron su trabajo en una región pantanosa (Cicero Swamp) en el centro del estado de Nueva York donde las autoridades sanitarias utilizan aviones para fumigar con insecticidas piretroides cada verano. El objetivo es eliminar los mosquitos portadores del virus de la encefalitis equina del este, una enfermedad que causa inflamación del cerebro y la médula espinal. Esta encefalitis es una de las enfermedades transmitidas por mosquitos más graves en los Estados Unidos y aunque el número de casos es bajo, el 33% de los que enferman fallecen, y la mayoría de los supervivientes sufren un daño cerebral significativo.

La base del estudio fue sencilla: los investigadores comprobaron los códigos postales de los niños que habían sido diagnosticados con TEA y sin TEA y compararon las localidades con los 8 códigos postales que habían sido zonas fumigadas con aviones y otros 16 códigos de localidades que no habían sido fumigadas desde el aire y que fueron usados como controles. fumigacion_aerea_colombiaEl resultado fundamental fue que los niños que vivían en localidades donde se habían fumigado los insecticidas con aviones tenían un 25 % más de probabilidad de tener un diagnóstico de autismo o un historial clínico de retraso del desarrollo en comparación con las otras localidades, con otros códigos postales, donde se utilizaban otros métodos de distribución del pesticida como espolvorear gránulos a mano, usar mangueras o aplicar de forma controlada gota a gota. No había diferencias en relación con la edad de gestación en las fechas donde se realizó la fumigación (se suele hacer entre final de la primavera y comienzo del verano, en junio).
Los investigadores indicaban que otros estudios han demostrado previamente que la exposición a pesticidas puede incrementar el riesgo de un trastorno del espectro autista o un retraso en el desarrollo y que sus resultados muestran que la forma de aplicación puede variar ese riesgo. Prevenir la encefalitis transmitida por los mosquitos es un objetivo importante de salud pública pero las comunidades donde se toman esas medidas deberían explorar otras formas de aplicación, que limiten la exposición de los niños a los pesticidas, en vez de la fumigación generalizada desde aviones.
Los trabajos presentados en congresos tienen menos nivel de exigencia que los publicados en una buena revista científica por lo que tienen que tomarse siempre con un punto añadido de cautela. Sin embargo, el estudio incide en algo que cada vez tenemos más claro, que además de los factores genéticos hay también factores ambientales (pesticidas, ftalatos, bifenilos policlorados, solventes, polutantes, fragancias, glifosato, metales pesados,…) que incrementan el riesgo de que un niño desarrolle un trastorno del espectro autista.
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