UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 04 Nov 2014 11:20 AM PST
Una de las próximas citas, una novedad en el panorama nacional, es SCIFEST! Un ámbito único donde es posible que alguien nos hable hasta de las ciclodextrinas, unas moléculas de las que no había oído hablar y ahora me las encuentro .. ¡hasta en el gin-tónic! SciFest es el primer evento de fomento de la cultura científica que organiza in vivo Principia. Principia es un portal de divulgación científica, heredero del Journal of FeelSynapsis, pero es también mucho más que eso. Es un espacio de sinergias, de compromiso, de cooperación, de buen humor. SCIFEST!, un formato de charlas y mesas redondas tendrá lugar los días 14 y 15 de noviembre de 2014 en Cuenca, en un formato abierto y gratuito. El programa completo se puede descargar en PDF desde aquí. El campamento base será el Museo de Ciencias de Castilla La Mancha. El aforo es limitado por lo que conviene registrarse en la página oficial de las jornadas. Los que tengan la mala suerte de no vivir en Cuenca o no poderse acercar a Cuenca no se perderán la fiesta porque el equipo organizador emite el evento a través de internet en streaming. Para más información: |
Posted: 03 Nov 2014 11:52 PM PST
La electroencefalografía mide las ondas eléctricas registrables en la superficie craneal, que muestran cambios característicos en función de la actividad neuronal de la corteza cerebral. Por poner un ejemplo, permitió saber que durante el sueño hay distintas fases que se diferencian por los registros eléctricos. El aparato utiliza de 19 a 128 electrodos situados sobre el cráneo y construye una imagen de la actividad cerebral registrando picos eléctricos en relación con estímulos determinados como oír o leer una palabra o tocar una parte del cuerpo. La electroencefalografía es una de las técnicas más baratas para registrar actividad cerebral, es fácilmente transportable, tiene una buena resolución temporal del orden de milisegundos -el rango de muchas respuestas cerebrales-, el sujeto se pude mover y no genera sentimientos de claustrofobia, es silenciosa y no implica exposición a altos campos magnéticos ni a radiaciones. Las desventajas incluyen que tiene mala resolución espacial, que no puede asociarse a un neurotransmisor determinado, que no da apenas información de lo que sucede por debajo de la corteza cerebral y que la proporción señal/ruido es pobre por lo que hacen falta muchas medidas o muchos sujetos para tener unos datos medianamente fiables. La magnetoencefalografía (MEG) es parecida al EEG pero en vez de medir los campos eléctricos alrededor de las neuronas, registra los pequeños pulsos magnéticos de la actividad neuronal utilizando unos 100 detectores. Las señales son débiles y hay interferencias pero es rápido y consigue una resolución temporal muy buena, también con medidas en milisegundos. El aparato es mucho más complejo que el EEG y los detectores, por ejemplo, tienen que enfriarse con helio líquido y estar un una habitación blindada a los campos magnéticos, una instalación que cuesta varios millones de euros. Tampoco da información estructural, sobre la organización anatómica del cerebro vivo. La primera imagen del interior de un cuerpo vivo se realizó en 1895 cuando Wilhelm Röntgen fotografió utilizando rayos X la mano de su esposa. A las pocas semanas del descubrimiento de Röntgen, las radiografías se empezaron a utilizar para el diagnóstico médico de fracturas y malformaciones óseas. Los rayos X son ideales para el estudio de las estructuras calcificadas del cuerpo como dientes y huesos y también permiten localizar regiones formadas por acúmulos de células que sean más o menos densos que el tejido que los rodea, lo que puede ser un signo de un crecimiento tumoral. Sin embargo, los rayos X tienen serias limitaciones porque apenas proporcionan información de tejidos más blandos como puede ser el propio cerebro, las partes muy densas como el cráneo pueden enmascarar el contenido del interior y reducen un órgano tridimensional a una imagen bidimensional con lo cual las distintas partes se superponen unas sobre otras con lo que los contornos son muy difusos. La definición del interior del cráneo se intentó mejorar utilizando contrastes, sustancias que tienen una opacidad o total transparencia a los rayos X y permiten diferenciar las estructuras circundantes. Walther Dandy, un neurocirujano estadounidense, lo hizo a comienzos de la década de 1920 inyectando aire en los ventrículos cerebrales lo que permitía distinguir con claridad sus límites y ver si estaban siendo deformados por una lesión o un tumor. El portugués Antonio Egas Moniz, famoso por su uso de las lobotomías lo que también le valió el Nobel, fue el primero en desarrollar los angiogramas cerebrales, metiendo un contraste opaco por vía intravenosa lo que permitía observar la vascularización del encéfalo y lograr por tanto una aproximación a la estructura cerebral pero seguía teniendo el problema del "aplastamiento" de la estructura al pasar de 3 a 2 dimensiones. La solución para resolver la pérdida de la tridimensionalidad se planteó ya en los años 1920 pero no se pudo poner en práctica hasta el final de los 1960 cuando el comienzo de los aparatos electrónicos e informáticos permitió procesar grandes cantidades de datos. El nuevo aparato se denominó tomografía axial computarizada (TAC) y consistía en una fuente de rayos X que rotaba alrededor del eje del cuerpo y la emisión se recogía en un detector que estaba localizado en el lado opuesto. El primer escáner TAC lo hizo EMI. Parece que esta empresa había ganado tanto dinero con los discos de los Beatles —habían vendido 200 millones de singles— que decidió invertir un dinero en un tomógrafo de rayos X (de hecho, todo el mundo le conoció como el escáner EMI). La empresa había calculado que había mercado para unos 25 escáneres pero al final se han vendido decenas de miles, algo parecido a lo que según una leyenda urbana dijo el presidente de IBM en 1943, Thomas Watson, donde supuestamente calculó que «el mercado mundial de ordenadores podría ser de unas cinco unidades», aunque hay que recordar que alquilar uno de aquellos ordenadores gigantescos costaba más de diez mil dólares al mes. El escáner era una máquina enorme, lenta y cara pero abrió una ventana al interior del cuerpo. El premio Nobel de Medicina y Fisiología de 1979 se otorgó conjuntamente a Allan M. Cormack y Goldfrey N. Hounsfield «por el desarrollo de la tomografía asistida por ordenador». Curiosamente para ser el Nobel «de los médicos», uno era matemático y el otro físico. En el discurso de presentación del premio Nobel el profesor sueco Torgny Greitz del instituto Carolino dijo «las radiografías de la cabeza mostraban solo los huesos del cráneo, pero el cerebro permanecía como un área gris, cubierto por la neblina. Súbitamente la neblina se ha disipado». Otro nuevo desarrollo fue la imagen por Resonancia magnética o RM. El desarrollo en este caso vino de la Química que llevaba años usando la espectroscopía de resonancia magnética para identificar los compuestos químicos presentes en una solución acuosa. La IRM buscaba identificar en vez de qué había en un tubo de ensayo, qué había en el interior del cuerpo humano. La nueva tecnología proporcionaba una información mejor que el TAC cuando se buscaba la causa de un dolor persistente de cabeza y además no exponía al paciente a los riesgos de una radiación ionizante. Al contrario que el TAC, la RM expone al cuerpo a un fuerte campo magnético creado por una gigantesca bobina, rodeada de pequeños electroimanes que proporcionan campos más débiles y variables, al mismo tiempo que el escáner emite pulsos de ondas de radio. Otros tipos de tomografías computarizadas son la tomografía de emisión de positrones (PET) y la tomografía computarizada de emisión de fotones simples (SPECT). El PET se ha usado también con radioligandos que se unen a neurorreceptores para dopamina, serotonina u opiodes, entre otros, comparando los resultados entre personas sanas y afectadas por problemas psiquiátricos como esquizofrenia, La RMf ha ido sustituyendo con rapidez al PET porque no es invasiva, no causa dolor y no usa materiales radioactivos. Cuando una región cerebral se activa necesita más oxígeno y más nutrientes por lo que recibe más riego sanguíneo. Un TAC o una RM pueden identificar un tumor porque muestran la anatomía del paciente con suficiente detalle. Sin embargo un PET puede identificar si el tumor es benigno o canceroso midiendo si toma el radioligando. En general se quiere saber ambas cosas, un detalle claro de la anatomía y la función metabólica, por eso la mayoría de los aparatos de última generación combinan ambas metodologías, tomando imágenes con ambos aparatos (PET y TAC) secuencialmente durante el mismo procedimiento. Otra forma de estudiar el interior del cerebro es el uso de ultrasonidos. El profesor Torgny Greitz del Instituto Karolinska que he mencionado antes dijo que «a veces el arte alumbra la realidad, en su poema épico sobre la nave espacial Aniara, el premio nobel en Literatura Harry Martinson habla de cómo, un día, veríamos a través de todo como si fuera cristal». Eso es lo que se ha logrado con el cerebro con las técnicas de neuroimagen. Para leer más:
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario