Bette Davis fue una de las actrices más importantes de la época dorada de Hollywood. Decidida a convertirse en una gran actriz, lo consiguió gracias a su tenacidad y constancia. Sus papeles antipáticos y dramáticos la colocaron entre las primeras artistas de la meca del cine, un mundo que dirigió cuando se convirtió en la primera mujer en presidir la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Ganó Oscars y otros premios a su trabajo y a su trayectoria y su profunda e intensa mirada la convirtieron en un mito.
Inspirada por Balzac, Ibsen y Valentino
Ruth Elizabeth Davis nació el 5 de abril de 1908 en Massachusetts. Su madre se llamaba Ruth Augusta y su padre, un abogado de patentes, Harlow Morell Davis. Ruth sólo tuvo una hermana, Bárbara, con la que se trasladó a vivir en un internado cuando sus padres se separaron en 1915.
En 1921 Ruth se trasladó con su madre y su hermana a vivir a Nueva York. Fue allí donde descubrió el maravilloso mundo del cine de la mano de Rodolfo Valentino, quien aquel mismo año protagonizaba Los cuatro jinetes del Apocalipsis, y de Mary Pickford, protagonista de Little Lord Fauntleroy. Ruth decidió entonces que quería ser actriz y cambió su apodo infantil de "Betty" por el de "Bette" inspirándose en la obra de Balzac "La prima Bette". Asistir a la representación años después de la obra de Ibsen El pato silvestre la convenció con más contundencia de cuál debía de ser su propio destino.
Apoyada por su madre, Bette empezó a estudiar danza y teatro y a recibir sus primeras decepciones que no la alejaron de su sueño. Después de interpretar obras de poca importancia, por fin en 1929 conseguía debutar en Broadway donde un buscador de talentos de Hollywood se fijó en ella.
De Broadway a Hollywood
A finales de 1930 Bette llegaba a la meca del cine acompañada de su madre para realizar una prueba de cámara que no superó con éxito. Los siguientes pasos en Hollywood fueron desastrosos pero al final consiguió debutar gracias a un director de fotografía, Karl Freund, quien la ayudó a participar en Mala hermana. Era el año 1931 y su primera incursión de verdad en el cine. A pesar de que Mala hermana y Semilla, su siguiente filme, no fueron grandes éxitos, Bette consiguió renovar contrato con la Universal Studios por tres meses. Tras dar tumbos por distintas películas sin importancia y varios estudios, consiguió un contrato con la Warner Bros.
En 1932 Bette Davis se casaba con Harmon O. Nelson a quien había conocido doce años antes en Massachussetts. Su matrimonio no fue feliz, entre otras cosas por los distintos abortos que sufrió y por las críticas a su marido por no ganar más dinero que ella.
La actriz antipática más querida
Bette Davis siguió trabajando en distintos filmes buscando su consagración definitiva. En 1934 decidió protagonizar un personaje antipático en Cautivo del deseo, una película que fue un éxito de público y que le valió ser aclamada por la crítica.
Al año siguiente, su aparición en Peligrosa, de nuevo en el papel de una mujer complicada, le valió el Oscar a la mejor actriz. En 1936 protagonizó junto a Leslie Howard y Humphrey Bogart, El bosque petrificado, que fue considerado como su primer papel importante.
Jezabel
Bette Davis se sentía frustrada, a pesar de su incipiente éxito, por no conseguir papeles realmente importantes. Consideraba que la Warner vetaba sus capacidades artísticas y protagonizó un sonado litigio legal con la compañía que terminó perdiendo.
Pero fue precisamente con la Warner con la que conseguiría su segundo Oscar y su definitiva consagración. Después de aparecer en La mujer marcada en 1937, en 1938 protagonizaba Jezabel. Su papel de dama sureña le valió ganar una segunda estatuilla y empezar una nueva etapa tanto en su vida sentimental, con un idilio con el director William Wyler, como en su vida profesional.
Desde entonces y hasta el final de su carrera artística, Bette Davis se consagró como una gran actriz de Hollywood, como una de las más aclamadas y de las mejores pagadas. Curiosamente se convertiría en la actriz más rentable de los estudios cinematográficos Warner Bros.
En su vida personal, los rumores sobre otros romances de la actriz terminaron con la paciencia de su marido quien terminaría pidiendo el divorcio en 1938.
La primera presidenta
En 1941 Bette Davis daba un paso más en su carrera profesional y se convertía en la primera mujer presidenta de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, cargo que, por desgracia, no ocupó demasiado tiempo debido a su fuerte carácter y a unas propuestas que los demás miembros consideraron demasiado radicales.
Tras su breve paso por la Academia, Bette continuó protagonizando películas de éxito hasta que estalló la Segunda Guerra Mundial y dedicó sus esfuerzos a ayudar a los damnificados.
En aquellos años de guerra, Bette sufrió su propio drama personal. Arthur Farnsworth, con quien se había casado en 1940, fallecía inesperadamente tres años después de contraer matrimonio con Bette.
Bette quedó desolada pero se refugió en el trabajo para seguir adelante. Dos años más tarde, en 1945 se volvía a casar con William Grant Sherry con el que al fin consiguió ser madre. A pesar de tener 39 años, Bette aparcó por un tiempo su carrera como actriz y se dedicó de lleno a su papel de madre.
Bette continuó apareciendo en alguna que otra película pero su popularidad fue decayendo. En 1949 filmaba Más allá del bosque, su última película con la Warner Bros.
Una actriz independiente
En 1950 Bette Davis empezaba una nueva vida. Dejaba atrás casi veinte años con la gran productora de cine y se volvía a casar, esta vez con Gary Merrill tras separarse de su segundo marido. Merrill adoptaría a la hija de Bette y a dos niños más junto a la actriz. Su tercer matrimonio duraría escasos diez años
Aquellos años Bette trabajó en películas independientes y siguió cosechando premios y éxitos de taquilla, aunque también algún que otro fracaso cinematográfico.
Bette Davis continuó trabajando hasta que en 1983 le fue diagnosticado un cáncer de mama y sufrió cuatro accidentes cerebrovasculares. Medianamente recuperada, aún protagonizaría algunos filmes para cine y televisión y recibiría varios premios y reconocimientos a toda una vida dedicada a la interpretación.
De vuelta de un viaje a España donde recibió el premio Donostia, Bette Davis tuvo que detenerse en Francia donde fallecía el 6 de octubre de 1989. Tenía 81 años y una larga lista de películas y premios en su biografía.
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