viernes, 20 de diciembre de 2013

Celebrar o trabajar la Navidad en la escuela



Ángeles Abelleira e Isabel Abelleira publicó:" Como en los chistes, imaginen ustedes que en estas fechas llegase un marciano/a de estadía formativa a nuestros centros. Como ser interesado en la educación, en las maneras de hacer escuela y en las fortalezas/debilidades de nuestra idiosincrasia educat"
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Celebrar o trabajar la Navidad en la escuela

by Ángeles Abelleira e Isabel Abelleira
Como en los chistes, imaginen ustedes que en estas fechas llegase un marciano/a de estadía formativa a nuestros centros. Como ser interesado en la educación, en las maneras de hacer escuela y en las fortalezas/debilidades de nuestra idiosincrasia educativa, estaría con las antenas conectadas, con las orejas y ojos pendientes de todo lo que ocurre. Por supuesto, podría preguntar todo aquello que suscitase alguna duda.
Supuestamente, este marciano/a habría estudiado la legislación de aplicación, así como tendría leída mucha literatura pedagógica, tanto de la que sentó las bases como la más actual, la de los pedagogos de pro. También sabría de las críticas que se le hacen, desde distintos colectivos, a la actual ley en proceso de implantación, la LOMCE. Como ser formado e instruido en el sistema educativo español sabría de los blindados convenios entre la Santa Sede y el Estado Español; así como de las críticas de la ciudadanía la muchas de las concesiones que se hacen; por una parte y por la otra.

Sabría también sobre nuestra Constitución, nuestra Transición, antecedentes así como de las singularidades autonómicas e incidencia en el tipo de escuela que tenemos. Así comprendería la coexistencia de la escuela pública, la personal y la concertada, disfrutando de más prestigio las dos últimas, a pesar de a ser España un estado aconfesional (artículo 16.3 de la Constitución española) y pertenecer éstas casi siempre a una orden religiosa.
A estas alturas, es necesario apuntar que el marciano/a es un ser literal y pragmático, entonces aplica a rajatabla todo lo que ha leído.
El marciano/a se cortocircuíta en cuanto pone un pie en un centro público y ve la decoración, ambientación y tareas académicas/docentes de estas fechas. Reinicia el disco, vuelve a revisar todas sus base de datos y se mantiene en pause; a pesar de todo no pierde detalle. Como es un ser especial, tiene tiempo y ganas para leer el currículo, el Proyecto de centro (PC), el Reglamento de régimen interior (RRI), la Programación general anual (PGA), la Programación de nivel y la de aula. También los estatutos del ANPA, la Legislación Orgánica de los centros (ROC) y muchos otros documentos que marcan la vida escolar.
Transcurridas las dos semanas de su estancia, el marciano/a, -que ya se hizo amigo/a en Facebook y en Twitter de todos/as las docentes del centro, y cree conocer sus filias y fobias- y la imagen que quieren transmitir, así que decide mantener entrevistas con el profesorado (individuales, por niveles, en Claustro) y con el equipo directivo. Luego tentará hacerlo con la misma administración.
Para todos esos casos elabora una batería de preguntas, fruto del contraste entre lo leído y la experiencia vivida en esos días. De muchas de ellas, el marciano/a ya tiene la respuesta pero quiere conocer las creencias docentes sobre esas cuestiones, ya que, son las que finalmente determinan el discurrir escolar.
Arranca preguntando que es la Navidad. A lo que recibe respuestas del tipo de que se trata de una tradición; de una celebración de origen cristiano que recuerda el nacimiento de Jesús, el Mesías para los creyentes. Otros, -el marciano más o menos ya se hizo su propia clasificación de la gente-, dicen que es una celebración a la amistad, a la fraternidad, a la familia y a la felicidad. Otros que la Navidad es una colonización más de las grandes multinacionales y de las leyes del mercado. Incluso hay quien le habla de la cristianización de otras celebraciones más ancestrales relacionadas con la entrada del solsticio de invierno.
El marciano sigue preguntando si todas las personas celebran la Navidad, si lo sufren, si la aguantan o se reniegan de ella. Se le dice que eso será en función de sus creencias y tolerancia, pero que está presente en casi todos los lugares públicos a los que accede toda la ciudadanía, sean creyentes o no.
Pregunta si todos los niños y niñas que asisten al centro pertenecen la familias católicas cristianas. Entonces le dicen que no y le muestran las estadísticas de alumnado que profesan otras religiones o ninguna; en la mayor parte de los casos, son aquellos que luego optan por no recibir Religión Católica en los centros educativos.
El marciano sigue con su cantinela que podríamos resumir en:
-Si se permiten símbolos y signos de carácter religioso en los centros. A continuación, por qué se pone un Belén y lo que se quiere recordar con ese gesto y si no se considera signo religioso.
-Quién son los Reyes Magos y si todos los niños creen en ellos; qué hacen; cuándo aparecen; si es normal que vengan por los centros a traer regalos antes de su fecha en el calendario. Quién son los Pajes Reales y a qué vienen a la escuela. Quién es el Papá Noel; quién es el Apalpador; si se emplean como amenaza para mejorar el comportamiento de los pequeños; si todas las familias se alegran de la entrada de estos personajes en la escuela…
-Se pregunta si está contemplado en la norma que el mes de diciembre se dedique académicamente a hacer manualidades, preparar murales, decoraciones, ensayos y festivales; y por qué se hace esto…
-Quiere saber si la Navidad es tiempo de disfraces; le despierta curiosidad que haya cantidad de gente los por los centros con trajes fastuosos, con largas barbas blancas o con las caras tiznadas de negro. Se pregunta sí el alumnado puede ir a la escuela con la cabeza cubierta, y sobre el sentido de que el profesorado ponga gorros rojos con luces intermitentes o cornamentas de renos.
El marciano profundiza y reflexiona sobre el asunto que lo tiene totalmente fuera de juego. No acaba de ver la relación entre la educación formal y reglada y todas estas manifestaciones. No puede comprender que se rompa el ritmo y armonía escolar –ya que los niños están totalmente alterados-, para un fin que no consigue de ver y que echa por tierra a mayor parte de los "grandes" objetivos educativos: la educación para la paz, para el respeto, para la sostenibilidad, para el consumo responsable o para la igualdad, que no pretenden otra cosa que lograr una ciudadanía sólida, solvente, competente, formada y crítica.
Andando el tiempo, hay quien empieza a cansarse de sus preguntas; incluso hay quien le dice que confunde el tocino con la velocidad. Como el marciano de velocidad sabe mucho pero de tocino no tiene ni idea, sigue empeñando y procesando. Indaga sobre lo que sucede en otros centros y descubre algunas de las curiosidades e incoherencias de cada uno de ellos y de las personas que los integran.
Haciendo uso de sus contactos, se entrevista con gente de responsabilidad en las distintas confesiones religiosas presentes en este contexto. Ninguno está contento de lo que se está a haciendo, pero, por un motivo u otro -básicamente para evitar significarse y producir rechazo social- deciden callar y dejar que corra la cosa, a pesar de que se podría estar vulnerando la condición de aconfesionalidad de los centros públicos así como la libertad religiosa de todos (o de algunos). En contra de lo que pudiere parecer, le resultó curioso que ni a los católicos les guste lo que se está haciendo en las escuelas; personas solventes de esta religión, le manifestaron que para hacer eso, era mejor que lo habían dejado quedar siguiendo con el ritmo escolar normal.
Como colofón de su estadía, asiste a la traca final: fiestas, actuaciones, comilonas y cuchipandas por las que se suspenden las clases y que en nada hacen recordar que se está en un centro educativo.
Se despide y vuelve de nuevo para Marte.
Hay quien queda aliviado de perderle de vista. Ya empezaba a ser cargante con sus preguntas que algunos tildaban de ingenuas pero otros de maliciosas.
Por lo que sabemos, el marciano, ahora está redactando un informe para sus superiores en el que les dará cuenta y argumentos sobre la necesidad o no de implantar todas estas actuaciones en los centros marcianos, para que así los niños y niñas marcianas puedan saber también de esta tradición cultural terrícola, –para ellos no puede ser otra cosa-, que es la Navidad.
Sus superiores, en vista de la indumentaria con la que volvió, creen que está algo contaminado, incluso estudian ponerlo en una temporada en cuarentena. Él porfía y les dice que se vistió de Papá Noel porque esta es una época de ilusión y felicidad y quiere transmitirle esa alegría a los niños y niñas.
Un amigo marciano que bien le quiere, le recomendó sacarse el gorro, ya que para él, es lo que le está impidiendo el paso de las ondas a las antenas, y así pensar con claridad.
Ángeles Abelleira e Isabel Abelleira | 20/12/2013 en 08:44 | Etiquetas: C.profesional, educación, Navidad | Categorías: RebelArte | URL: http://wp.me/pYgj5-ZV
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