Nalgunhas ocasións, neste blog, salientamos algúns libros que sen ser de pedagoxía ou didáctica, a nós, supoñemos que pola nosa condición de docentes, nos fan reflexionar sobre a vida escolar, abonda dicir que, nós achegámonos a eles atraídas polos seus títulos. Así, nos últimos tempos, lemos dous libros que sen ter nada que ver entre eles, nin entre os contextos de orixe das autoras, nin as condicións nas que deciden facerse escritoras, ambas coinciden na afirmación de que a privación da súa lingua materna lles fai perder as claves para entender o mundo. Fáltanlle palabras para expresar o que senten, confesan precisar continuamente dun dicionario para ser quen de reflectir ou para comprender o que len ou o que escriben. Isto, coas diferenzas lóxicas, fíxome pensar moito nas nenas e nenos que temos no centro, no que sentirán cando o que lles contamos ou lemos non encaixa coas claves do que "maman" na casa.
Trátase de:
"
La analfabeta", de Agota Kristof publicado na editorial Alpha Decay, dentro da colección
Héroes modernos.
"Leo. Es como una enfermedad. Leo todo lo que cae en las manos, bajo los ojos. Diarios, libros escolares, carteles, pedazos de papel encontrados por la calle, recetas de cocina, libros infantiles. Cualquier cosa impresa. Tengo cuatro años. La guerra acaba de empezar."
Pero Agota deprendeu a ler autonomamente: "Fue así como, muy joven, por casualidad y sin apenas darme cuenta, contraje la incurable enfermedad de la lectura."
Algo que no seu contexto non é moi valorado porque lle resta tempo para facer cousas máis útiles.
"El abuelo saca un diario del bolsilo de su levita y dice a los vecinos:
-¡Mirad! ¡Escuchad!
Y a mí me dice:
-¡Lee!
Y yo leo. Normalmente, sin errores, y tan rápido como me lo pida.
Dejando de lado ese orgullo de abuelo, mi enfermedad de la lectura me traerá sobre todo reproches y desprecio:
"No hace nada. Se pasa el día leyendo."
"No sabe hacer nada más."
"Es la tarea más pasiva de todas."
"Perezosa."
Y sobre todo, "Lee en vez de…"
¿En vez de qué?
"Hay miles de cosas más útiles, ¿no?"
Así comeza esta breve obra na que a autora, unha escritora traducida a máis de trinta linguas e cuxo nome se barallou nalgunha ocasión para o premio Nobel, confesa que aos 21 anos se sente unha analfabeta, tras fuxir a Austria coa súa filla de meses e co seu marido, nun país no que se fala unha lingua da que ela aprende palabras básicas, pero na que non é quen de ler ou escribir. Pola contra, a medida que vai medrando a súa nena, cando ela lle recita poemas en húngaro, a pequena míraa estrañada. O drama de moitos fuxidos, dos exiliados, dos inmigrantes.
Once breves capítulos para once momentos de la intensa vida de Agota Kristof. Una obra autobiográfica que sintetiza en estos bellos fragmentos los once momentos fundamentales de una existencia apasionada. Estas páginas han sido definidas por la crítica como «un regalo para el intelecto»; un trayecto vital que describe primero a una joven que devora libros en húngaro para luego dar la palabra a una escritora mundialmente reconocida en otro idioma, el francés.
De una infancia feliz a la pobreza después de la guerra, pasando por los años de soledad en el internado, la muerte de Stalin, la lengua materna y las lenguas enemigas como el alemán y el ruso, la huida de Austria y la llegada a Lausanne con su bebé. Las palabras de Agota Kristof nunca son tristes, son implacables, justas y precisas. Todo el mundo de Agota Kristof está aquí, en este libro caracterizado por frases breves, minimalistas, diminutas en las que se concentran en todo momento las grandes reflexiones y los poderosos pensamientos que las han provocado.
Un libro necesario para entender o drama dos que son obrigados a abandonar a súa terra por mor da guerra.
Como una niña que se niega a comer lo que le ponen en el plato, la protagonista de este libro no entendía las líneas que pasaban ante sus ojos y escupía las palabras. Le gustaban la brevedad, la música y las imágenes de la poesía, pero obstinadamente se negaba a tragar las grandes novelas. A veces, los planes ideados por su padre, un prestigioso pediatra, la llevaban a leer novelas negras que sí la cautivaban; pero nunca Madame Bovary, por ejemplo. Entusiasta y optimista desde bebé, la protagonista —que no es otra que la propia autora, Agnès Desarthe— pensaba que al acceder al lenguaje estaría en condiciones de decirlo todo. Habría una palabra para cada sensación, para cada cosa vista, tan eficaz como el dedo que apunta al cielo con un grito inarticulado y que significa al mismo tiempo: avión, velocidad, flecha, ruido, miedo, belleza, relámpago, cohete, estrella, azul. Pero las palabras, sentía Agnès ya de adolescente, «eran imprecisas, poco numerosas, rígidas y ocupaban mucho espacio». Hasta que todo cambió. Eso sí: muchos años después.
Un libro que nas palabras dos críticos recóllense apuntamentos coma os que seguen.
«Este libro hará las delicias de todos los amantes de la lectura y tranquilizará a aquellos que no leen. O mejor dicho: que no leen todavía. Porque no hay no lectores, sino personas que aún no han tenido la oportunidad de encontrar la puerta que conduce a este increíble jardín secreto, la lectura. Y, contrariamente a la creencia popular, no es fácil llegar a ser un lector; del mismo modo que no es fácil llegar a ser feliz. Es una cuestión de experiencia, azar, suerte, encuentros... Le llevó años a Agnès Desarthe destruir el muro que se interponía entre ella y la lectura. Ésta es su historia, que relata con humor en un libro delicioso.» François Busnel, L'Express
«A través de una serie de acercamientos al placer que producen los libros, Cómo aprendí a leer se convierte enCómo aprendí a traducir y, por último, en Cómo me convertí en una escritora.» Olivia de Lamberterie, Elle
«Un libro que hará más ligeros los corazones de muchos lectores.» Claire Devarrieux, Libération
Dúas lecturas que compartimos con vós porque pagna a pena, tanto pola beleza do libro como polas reflexións e conexións que podemos facer trala súa lectura as persoas que nos dedicamos a transmitir o amor pola lectura e pola escrita.
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