UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 21 Nov 2015 12:43 AM PST
Franz Anton Mesmer (1734-1815) fue un médico alemán interesado en la astronomía y que postulaba que había energías invisibles que se movían entre los seres vivos, el llamado magnetismo animal o mesmerismo. Mesmer presentó sus ideas ante la Academia Francesa de Ciencias y afirmó que controlando esa fuerza vital universal, se podía curar cualquier enfermedad.
En París se convirtió en una estrella en los salones de la nobleza, donde ponía a sus pacientes en trance y operaba «milagros» mientras repartía hojas con testimonios de personas que declaraban con firme convicción deberle su salud. También hacía sesiones en grupo en su lujosa clínica donde actuaba bajo una luz tenue y una música suave, había espejos que reflejaban la escena, los pacientes se cogían de los pulgares y Mesmer se paseaba a su alrededor vestido con una túnica de seda y —según él— canalizando hacia ellos los fluidos magnéticos con los movimientos de sus manos. Cuando algunos pacientes caían en trance y empezaban balbucear, a gritar y a desmayarse, los demás lo vivían como un auténtico prodigio. Para atender a los pobres utilizó unos intermediarios, los árboles. Mesmer dijo que había magnetizado algunos árboles y los pobres podrían beneficiarse del tratamiento milagroso abrazando sus troncos. La mayoría de los médicos se burlaban del magnetismo animal y Mesmer pidió que su teoría fuera evaluada con el mayor rigor científico y eso es lo que sucedió. El rey Luis XVI creó en 1784 la llamada Comisión Real Francesa, un grupo de médicos y científicos del primer nivel entre los que estaban Benjamin Franklin, Antoine Lavoisier o Joseph-Ignace Guillotin. La comisión hizo estudios ciegos -sin que los mesmeristas supieran qué objeto se les presentaba- viendo que eran incapaces de reconocer qué objetos habían sido magnetizados por ellos mismos. Por tanto, mal podían detectar y alinear los campos magnéticos. La conclusión fue «La imaginación, sin magnetismo, puede producir convulsiones, pero el magnetismo sin la imaginación, no hace nada». Fue un ejemplo de sugestión y aun hoy nos intentan vender pulseras y artilugios magnéticos diciéndonos que son buenos para nuestra salud. Fuente original: Título: Un practicante del mesmerismo usando el magnetismo animal en que mujer que respondió con convulsiones. Xilograbado. Xilograbado en periódico (ca. 1845). Wellcome Library nº. 11823i |
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