Mujeres en la historia |
Posted: 08 Mar 2014 10:30 PM PST
De toda su amplia obra pictórica, Leonardo da Vinci realizó escasos retratos de mujeres. De entre las pocas afortunadas encontramos a Cecilia Gallerani, quien fue inmortalizada en el famoso cuadro "La dama del armiño". Cecilia conoció al gran artista del Renacimiento en la corte de su amante Ludovico Sforza en Milán. Mujer inteligente, culta, hermosa, vivió buena parte de su vida al lado de "El Moro" disfrutando de los placeres de la vida y participando en tertulias rodeada de filósofos y artistas hasta que éste tuvo que contraer matrimonio. Cecilia se retiró con elegancia y se casó con otro Ludovico con el que terminó sus días en la tranquilidad de la familia.
Cecillia Galerani nació en Siena en 1473. Su padre, Fazio Galerani, no era noble pero estuvo relacionado con las grandes familias de las principales ciudades italianas de las que fue embajador. Su madre, Margherita Busti, era hija de un doctor en leyes.
Tanto ella como sus seis hermanos recibieron una buena educación. Pero con tan sólo diez años, la pequeña Cecilia formó parte de un compromiso matrimonial pactado por su padre y un decrépito Stefano Visconti. Por razones que se desconocen, Cecilia nunca llegó a casarse con él.
En 1489, Cecilia Gallerani conocía a Ludovico Sforza en el Monasterio Nuovo. Su talento con el latín, la música, el canto, la poesía entre otros, atrajeron la atención de Ludovico quien la invitó a formar parte de su corte milanesa donde se reunían buena parte de artistas y filósofos.
La relación entre Cecilia y Ludovico se fue haciendo cada vez más estrecha hasta convertirse en un romance a ojos de toda la corte, incluida Beatriz d'Este, la futura esposa de El Moro. Cecilia llegó a tener un hijo con su amante, Cesare, quien nació el 3 de mayo de 1491. Beatriz d'Este consiguió apartar a Cecilia de la corte e instalarla en un palacio cercano al palacio ducal. El siguiente paso fue aceptar que ya no podría mantener su relación con Ludovico.
En 1492 Cecilia Gallerani se casaba con el conde Ludovico Carminati con el que tuvo una vida tranquila en el Palacio de Carmagnola. En 1515, tras haber enviudado y haber perdido a uno de los cuatro hijos que tuvo con su marido, Cecilia se retiró al castillo de San Giovanni in Croce donde permaneció hasta el fin de sus días en una fecha imprecisa alrededor del año 1536.
Cecilia conservó siempre el hermoso retrato que le hizo Leonardo da Vinci con un extraño animalito al que la historia identificó con un hurón o un armiño. Pasados largos años en los que el cuadro permaneció en el silencio, fue en el siglo XVIII cuando la obra fue atribuida a Leonardo da Vinci.
Si quieres leer sobre ella La dama del armiño, Antonio Cabanillas |
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