miércoles, 12 de marzo de 2014

Éxodo a primaria de las maestras de infantil



Ángeles Abelleira e Isabel Abelleira publicó:" En cada convocatoria de concurso de traslados hay un trasvase de especialistas de infantil a primaria. Parece que es el paso natural en el devenir profesional de las maestras más o menos allá por los veinte años de servicio en la segunda etapa de infant"
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Éxodo a primaria de las maestras de infantil

by Ángeles Abelleira e Isabel Abelleira
En cada convocatoria de concurso de traslados hay un trasvase de especialistas de infantil a primaria. Parece que es el paso natural en el devenir profesional de las maestras más o menos allá por los veinte años de servicio en la segunda etapa de infantil.
Nosotras, en los últimos tiempos también empezamos a barajar esa posibilidad, especialmente cada vez que comenzamos con una nueva promoción, ya que, nos encontramos con menos alientos para sobrellevar la adaptación de los pequeños, algunos de 2 años. Luego, cuando vamos por la mitad del segundo curso, descartamos la idea que nos asalta cada día al finalizar la jornada, hasta que, hacia el final de 5 años, al tiempo que nos preparamos para despedir al grupo -orgullosas de lo que hemos logrado-, acariciamos la idea de irnos con ellos. Pensar en volver a empezar de nuevo nos hace correr un sudor frío por el espinazo, y esto debe ser sintomático de algo.
No es una decisión fácil, y tampoco sabemos qué es lo que nos lleva a suponer que en primaria la cosa será más llevadera. Ahora bien, nunca se supo que volviese ninguna de las que se fue, ni que viniesen para infantil especialistas de primaria.
Cuando, con veinte y pocos años empezamos a trabajar llenas de ilusión, de energía y de ganas de hacer, al encontrarnos con compañeras que tenían la edad que tenemos nosotras ahora, nos parecía que habían perdido gas. Luego, henchidas de soberbia y de ignorancia, decíamos que llegadas a ese punto había que cambiar. Ahora, con la perspectiva que da la edad y la experiencia, en más de una ocasión pensamos en aquel nuestro propósito de juventud y nos vemos inmersas en un mar de dudas. Por ello, tratamos de analizar la situación objetivamente, tanto desde nuestro punto de vista, como intentando ponernos en la piel de los niños y niñas. Por una parte somos conscientes de que para trabajar con críos todos los días hay que tener mucha cuerda para cantar, para jugar, para brincar y para mantener una mirada expectante sobre ellos y sobre lo que les queremos enseñar. Nosotras, ahora ya no tenemos esa misma frescura, pero, por el contrario, tenemos paciencia, experiencia, bagaje profesional que antes no teníamos lo que nos permite ser más eficaces/eficientes que antes. Entonces, si bien estamos convencidas de que no les damos unas cosas, le damos otras tanto o más valiosas para su formación como personas y como ciudadanos. Aun así, a día de hoy, casi podríamos ser abuelas de muchos de ellos, de modo que vemos grandes diferencias geracionales con los niños/las e incluso con sus padres, y eso marca. Al hilo, aparcaremos para otra ocasión el tema de la edad de jubilación en nuestra profesión.
Dejando a un lado nuestras divagaciones, volvemos a lo que nos trajo aquí: las maestras que se van para primaria.
No hacemos más que pensar en el gran conocimiento profesional que se pierde en esos tránsitos y en el cómo rentabilizalo aun al otro lado de su territorio de nacimiento profesional. Nunca se deja de ser maestra de infantil, excepto que se reniegue de eso. No es posible cerrar un ciclo, echar llave y olvidarse de todo. Así que depositamos nuestras esperanzas en las que se fueron, en las que se van y en las que se irán, para que cada vez haya un mayor entendimiento entre estas dos etapas educativas. Confiamos en que las maestras de infantil en la diáspora sean las que tiendan puentes entre infantil y primaria, las que hagan ver en los centros que los niños, tras un verano, siguen siendo niños/as pequeños; que se puede estar en primaria y tener los espacios adaptados la edad de los críos; que los aspectos emocionales y afectivos siguen a ser igual de importantes que en infantil; que por pasar la primaria los niños/as son igual de diversos pues no les pasan un rollo homogeneizador. Y sobre todo, confiamos en que estas maestras no renieguen de sus orígenes culpabilizando las de infantil de las “carencias” y “escasa preparación” que le detectan a cada nueva promoción. Al tiempo, también nos gustaría que estas compañeras nos contaran de qué modo podemos favorecer la colaboración entre ciclos, ya que, ese cambio de mirada, les permite ver cosas que no son visibles a los ojos de las que estamos inmersas en otros contextos.
Pasar de infantil a primaria, al igual que en el caso de los niños y niñas, es subir un escalón en la escalera del sistema, pero no quiere decir que el este escalón superior sea más importante que el inferior; uno precisa del otro, y cada uno de ellos tiene una entidad propia que hay que saber poner en valor.
Buena suerte a las/los que se van.
Ángeles Abelleira e Isabel Abelleira | 12/03/2014 en 09:00 | Categorías: RebelArte | URL: http://wp.me/pYgj5-122
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